domingo, 9 de diciembre de 2012

La radio y la televisión lejos de la niñez

Manuel Rodríguez Romero

manuelbrr@hotmail.com

Uno de los grandes problemas de la televisión y también de la radio es su lejanía de la niñez. Esta fue la principal conclusión del reciente seminario internacional “Niñez y medios de comunicación”, que se desarrolló en Trujillo.

De esta realidad todos somos conscientes, especialmente quienes estamos inmersos en el mundo de las comunicaciones. No es que Rosa María Alfaro Moreno, presidenta del Consejo Consultivo de Radio y Televisión sea Cristóbal Colón, pero tiene gran valor lo que afirma por el cargo que ocupa.

Ha sido contundente al señalar que uno de los grandes problemas de los medios televisivos y radiales en el Perú es que no brindan espacios a los niños y adolescentes. Esta situación les quita el derecho de participar con ideas creativas. “Se debería motivar los derechos del niño, niña y adolescente, como la capacidad comunicativa y creativas que puedan tener”, ha dicho.

En efecto la radio y la televisión no sólo tienen ausencia de contenidos orientados a la niñez y adolescencia. La cosa es más grave aún. La radio y la televisión, en su mayoría, infringen las normas de protección a los niños y adolescentes al difundir programas con mensajes violentos y nocivos a su formación personal.

En necesario entonces reflexionar acerca de la importancia del rol de los medios de comunicación en la sociedad. Su importancia radica en sus objetivos fundamentales que son educar, orientar y entretener, así lo establece la Ley de Radio y Televisión. ¿Cumplen los medios radiales y televisivos con esta misión para la cual obtuvieron autorización de funcionamiento del Estado?

A parte de la ley de protección a la niñez y adolescente u horario de protección a la familia, en la Ley de Radio y Televisión se establece la obligatoriedad de que cada estación radial o televisiva elabore y eleve su propio Código de Etica al Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

Los códigos de ética, que es el conjunto de normas de autorregulación establecidas para cumplir con los objetivos fundamentales de cada radio o cada canal de televisión, pueden ser elaborados de manera individual o asociativa, pero de todas maneras deben contar con sus códigos de ética.

Lo paradójico es que casi nadie cumple con los códigos de ética y hay muchas estaciones radiales y televisivas que no los tienen y esto también debería ser preocupación del Consejo Consultiva de Radio y Televisión (Concortv) a fin de hacer cumplir las normas legales en bien no la sociedad. En resumen podemos decir que la radio y la televisión, en un gran porcentaje, no están cumpliendo con sus funciones de educar y culturizar.

Hay en realidad el afán desmedido de lucrar de las empresas de radiodifusión. Se observa en Trujillo y en el resto del Perú, cómo las emisoras radiales han concesionado o alquilado sus espacios en forma indiscriminada a terceros, que incluso muchos de ellos carecen de idoneidad para conducir estos espacios.

Está bien que busquen auspiciadores para financiar la programación a través de su personal de publicidad, al fin y al cabo son empresas que buscan generar rentas, siendo esto normal; pero no es normal que ignoren a los niños y adolescentes al no tener programas dedicados a ellos y lo que es peor no cumplan con su autorregulación y emitan contenidos nocivos al desarrollo personal.

Sin lugar a dudas hay una situación difícil que pone en tela de juicio o en tapete si los medios cumplen o no con sus fines y objetivos para los cuales fueron autorizados para funcionar. Si el Estado les otorgó un lugar en el éter es para que lo utilicen con fines constructivos, es decir que ayuden a elevar los niveles educativos y culturales de la población.

Este problema es preocupante, muy preocupante diría. La radio y la televisión al no cumplir con su rol han generado un desorden informativo que contribuye a que la sociedad siga por la pendiente en cuanto a valores se refiere, al concesionar espacios que fomentan el enfrentamiento, el odio y el chisme. Hay una radio local que tiene sus micrófonos abiertos, dizque que es muy democrática, para fomentar el rumor, la incertidumbre y la denuncia sin fundamento en base a llamadas telefónicas sin identificar.

A través de estas llamadas telefónicas muchas personas emiten opiniones en base a supuestos y hechos que muchas veces no son reales o exactos, sin que los locutores o conductores de esos espacios, que no son profesionales de la comunicación, vayan a las fuentes a comprobar los hechos y orienten a su público que tiene derecho a la verdad.

Los niños, las niñas y los adolescentes tienen todo el derecho de acceder a un buen contenido radial y televisivo. Hagamos algo para corregir esta grave negligencia que atenta contra el principal capital que tiene el Perú.

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