martes, 18 de diciembre de 2012

La Virgen y el Papa Juan Pablo II

EN FEBRERO DE 1985

Manuel Rodríguez Romero
manuelbrr@hotmail.com


El cuatro de febrero de 1985 fue un día histórico para Trujillo. Era la primera vez que un Papa visitaba esta tierra de profundo fervor católico. Un gozo especial y supremo vivieron los trujillanos este día. No era para menos. El Papa Juan Pablo II (el polaco Karol Jósef Wojtyla) llegó para darnos la bendición divina.

La Plaza de Armas estuvo atiborrada de gente a la espera de la llegada del Santo Padre, que hizo su ingreso en el Papa Móvil procedente del aeropuerto de Huanchaco. La sagrada imagen de la Virgen de la Puerta, patrona de Otuzco y del Norte del Perú y Reina de la Paz Universal ya pernoctaba en Trujillo.

Fue un pedido especial del Papa polaco que la Virgen de la Puerta esté presente durante su estadía del Sumo Pontífice en Trujillo. Ella fue coronada y consagrada el 27 de octubre de 1943 por el legado papal Fernando Cento que llegó desde Roma, Italia, en ceremonia que colmó la Plaza de Armas.

Uno de los detalles que agradó mucho a su Santidad, fue la presencia en el estrado oficial de la sagrada imagen de la Virgen de la Puerta, que permaneció a su izquierda durante toda la misa papal. La patrona de Otuzco fue llevada hasta ahí por sus devotos luego de un largo viaje de peregrinación de 75 kilómetros. Fue un viaje en olor de multitudes.

Miles de fieles y devotos de la Virgen de la Puerta de Otuzco, en su tercera peregrinación a Trujillo, tuvieron la ocasión de venerarla a lo largo de su recorrido. Le ofrecían cánticos y elevaban oraciones, a la par que quemaban bombardas y fuegos artificiales. Había incienso y mirra.

A su arribo muchos, con el corazón henchido de fervor, lloraron de emoción. No era para menos. La “Mamita”, como suelen llamarla con mucho cariño en Otuzco, era reconocida por sus bondades y milagros, que se remontan a los primeros años de la conquista española.

La Virgen de la Puerta fue traída de España por los religiosos agustinos y que según la historia, fueron los primeros en afincarse en La Ermita (parte alta de la entonces villa de Otuzco), lugar de obligada estancia de los viajeros que se dirigían a Huamachuco. Es una de las imágenes más antiguas al igual que la Virgen de Guadalupe y la Virgen del Rosario.

Para estar junto al Papa Juan Pablo II la Virgen de la Puerta fue traía de Otuzco, ante una fuerte resistencia de un sector de la población, que creía que iban a llevarla a Roma, Italia; y que nunca volvería.

En el Ovalo Papal, donde se oficio la misa, fue colada al lado derecho y lucía hermosa, rosadita, con su mirada tierna y profunda. Su manto con artísticos y extraordinarios bordados en pana negra poseían lentejuelas de oro y otros finos y delicados ornamentos.

Otuzco, gracias a la Virgen de la Puerta, es conocida a nivel mundial. La fe en ella crece muy sostenidamente aquí y en todas partes. Miles llegan ahora a esa ciudad (2,650 msnm), ubicada a 75 kilómetros de Trujillo y a una hora en auto, para venerar a la madre de Dios. Su clima es benigno, recomendable por los médicos, y su gente es hospitalaria.

El estudioso otuzcano Fidel Horna Cortijo (+) estuvo acertado en calificar a Otuzco como Capital de la Fe, que me prodigué en difundir cuando laboraba en el diario La Industria y en el Suplemento Dominical (1973-1996), de los cuales en los últimos diez años (1985-1996) fui editor y jefe de redacción, respectivamente.

Otuzco es tierra de mucho arraigo católico en torno a la Virgen, llamada de la Puerta por los lugareños al haber “persuadido” a los filibusteros que llegaban a saquear los puertos y pueblos. Atemorizados los otuzcanos sacaron en procesión a la Virgen, que evitó que los piratas llegaran a Trujillo. Luego la dejaron varios días en la puerta del antiguo templo en señal de amparo y protección.

Cada año sus devotos le celebran tres fiestas: primero de enero, 27 de octubre y 15 de diciembre. La más concurrida y prolongada es la última. Miles de turistas llegan de todo el Perú y el extranjero para disfrutar de la música y danzas típicas, gastronomía, concurso de bandas de música, pelea de toros y gallos, y sobre todo para asistir a los principales actos religiosos, entre ellos la tradicional “bajada”.

La imagen hace unos años abandonó su tradicional aposento, convertido ahora en museo de cientos de mantos, joyas y demás enseres que le donan sus fieles, para pernoctar en la actualidad en el majestuoso santuario, construido de piedra labrada del lugar, proveniente de las canteras de los ríos cercanos. Esta fastuosa obra ha sido hecha para la posteridad.

Otuzco tiene el mérito suficiente para ser calificada como la capital turístico-religiosa del Norte del Perú. En noviembre la festividad religiosa fue declarada patrimonio cultural inmaterial de la nación, que es un avance del propósito final.

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