sábado, 19 de septiembre de 2009

CULTURA DE MUJER

Mujeres con poder








Mujeres con poder



Si queremos hablar con honestidad de las mujeres y el poder es preciso reconocer que, a pesar de los enormes avances femeninos en casi todos los ámbitos, las mujeres siguen sin obtener los mismos progresos dentro del poder político y económico. Pero, ¿por qué ha sido tan difícil el avance de las mujeres en estos espacios? Una primera respuesta es que la idea misma del poder sigue estando simbólicamente asociada con lo viril. Aún en la actualidad: “El poder denota masculinidad”

América Latina ha sido, tradicionalmente, sinónimo de machismo, y esta tendencia se ha dado con particular fuerza en la arena política. Todavía sigue vigente el mito del aparente desinterés de las mujeres por el poder público. Este mito es un instrumento para mantener a las mujeres en el lugar de sometimiento. La política aparece como asunto del hombre fuerte, activo, emprendedor mientras que a la mujer la siguen caracterizando por las virtudes de la indefensión: la fragilidad, la ternura y la sensibilidad exacerbada. Aún sigue vigente una cultura política, un código de conducta masculino en los partidos políticos, que discrimina a las mujeres: horarios incompatibles con la vida familiar, mecanismos de competencia, agresividad, prejuicios, todos factores que las llevan a ocupar un lugar marginal desde el cual sólo se les delega la realización de tareas asistenciales, de tipo inmediato y cotidiano, y se las excluye de la planificación a largo plazo y de la negociación. Pero además de la marginación tradicional de los ámbitos de poder y toma de decisiones, las mujeres hoy día se enfrentan a la disyuntiva de elegir entre el desarrollo de su carrera profesional y sus responsabilidades en el hogar y en el cuidado de sus descendientes, asignadas casi en exclusiva a ellas.

Sin embargo, en los últimos años ha habido modificaciones en la legislación y en los valores socialmente compartidos que han contribuido a ampliar la participación femenina. De la mano de estos cambios, cada vez más mujeres se están animando a desafiar los obstáculos preestablecidos para incursionar en política; varias de las primeras damas latinoamericanas están creciendo y ocupando espacios de poder, tanto propiciadas por sus esposos y los asesores de éstos, como en forma autónoma y por su propio empuje. Ahora con la solvencia profesional de cada vez más mujeres y su capacidad de cargar sobre los hombros responsabilidades ejecutivas incluso en las máximas jerarquías y la paulatina desaparición de los prejuicios sexistas que mantuvieron alejadas de las máximas instancias del poder, la multiplicación de mujeres dispuestas a llegar a la cima, ya sea en política o en el ámbito empresarial por más que la cifra siga siendo muy minoritaria, permite poner a prueba ciertas ideas heredadas. He aquí solo algunas:Felisa Miceli, Nilda Garré, Michelle Bachelet, Angela Merkel o Hillary Clinton bien pueden ser los espejos en los que cada vez más mujeres elijan mirarse. "Si una llegó, yo también puedo", es el mensaje emitido desde la cima.



 

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